El envejecimiento poblacional es un hecho que ha impactado en todas las sociedades de forma contundente: el desafío de la convivencia de varias generaciones y las respuestas a las nuevas necesidades que demanda una población longeva se encuentran en el centro de las agendas de los diferentes sectores interesados, sean estos las familias, el Estado o las organizaciones de la comunidad.
Es así que las atención de las personas está creciendo y complejizándose, generando en América Latina un escenario de “crisis de cuidado”, producto de la mayor longevidad de la sociedad, de una más baja tasa de fecundidad y del ingreso masivo de las mujeres al mercado de trabajo y al sistema educativo. Argentina es uno de los países que cuenta con un marcado crecimiento de su población mayor, esperándose un sostenido aumento para las próximas décadas, lo cual genera nuevas respuestas a las necesidades de las personas mayores, tanto desde el sistema de protección social como desde el sanitario. Por otra parte, es innegable que aún hoy en día la labor de cuidados se encuentra concentrada en la esfera de la familia y es realizada mayoritariamente por las mujeres en forma informal y no remunerada, generando por un lado una gran inequidad de género y por el otro, invisibilizando la importancia de la planificación y organización de las tareas de cuidado y de la formación de la/os cuidadores.
Si bien el Estado debe cumplir un rol ineludible y prioritario a través de políticas públicas que tiendan a dar respuesta a esta problemática, es importante trabajar desde una perspectiva de corresponsabilidad en donde también otros actores puedan desarrollar soluciones innovadoras y sostenibles, las que deben estar promovidas y acompañadas por aquél, desde una perspectiva de género y de cumplimiento de Derechos.
En este sentido, el Cooperativismo de trabajo se presenta como una herramienta destacada en la prestación de nuevos y mejores “servicios de proximidad” o servicios personales de interés público, complementando y descongestionado al Estado en la provisión de cuidados de personas mayores así como proveyendo de trabajo digno a sectores en situación de vulnerabilidad. En países como Italia, España, Francia y Canadá (y de manera más incipiente en Uruguay), estas organizaciones se encuentran ampliamente desarrolladas dando respuestas innovadoras a complejas problemáticas sociales que no pueden ser exclusivamente atendidas desde el Estado.