El proyecto surgió por iniciativa de un grupo de estudiantes de segundo año. El “XeroJardín” está dispuesto en el ingreso a la sede de Puerto Madryn y tiene un objetivo claro: generar un espacio verde ponderando el cuidado del agua y la puesta en valor de la flora autóctona.
Una vez más nuestros estudiantes nos sorprenden con iniciativas que merecen ser contadas. En la sede de Puerto Madryn el segundo año de la Licenciatura en Administración de Áreas Naturales lleva adelante un proyecto que tiene como principal objetivo el desarrollo de un espacio verde acorde a las particularidades que presenta el suelo de la zona costera chubutense.
En el marco de la cátedra “Interpretación Ambiental”, a cargo del profesor Diego Gonzalez Zevallos, los estudiantes diseñaron un jardín de xerófilas montado en el ingreso a la sede la UDC. Diana Griffiths, Daiana Williams, María Elena Serón y Natalia Alderete, autoras del proyecto, comentaron cómo surgió esta iniciativa que ya despierta interés en toda la comunidad universitaria.
“La idea nació a principio de año, con la intención de darle al barrio un espacio verde, porque todo el terreno es muy árido. En primera instancia queríamos poner árboles solamente, pero después analizamos las características del suelo y otros factores, y el proyecto fue mutando hasta lo que ahora es el XeroJardín”, comentó Diana.
Para la cristalización de la iniciativa fue necesario una adecuación de la idea inicial, de acuerdo a las particularidades de la zona, proceso que requirió un trabajo de investigación por parte de los estudiantes en virtud de un doble fin “no sólo la cuestión estética con el hecho de tener un frente verde, sino también de interpretación ambiental ya que las especies que estamos usando son de bajo consumo de agua. Entonces analizamos qué plantas podrían adaptarse mejor de acuerdo a las particularidades del suelo y la zona. Aquí prima, además, concientizar acerca del uso del agua en un contexto de crisis hídrica”, comentó el profesor Gonzalez Zevallos.
Al pensar en el ideal de jardín, los primeros bocetos remitían a un espacio verde compuesto por vegetación de alto consumo hídrico -de hecho, el proyecto inicial se llamaba “¿Y si plantamos un árbol?-, por lo cual “el desafío más grande fue acomodar la idea que teníamos a lo que podíamos realmente hacer. En un principio planificamos un jardín muy verde, árboles, pasto y muchas plantas. Pero cuando salimos a conocer el estado del suelo, las posibilidades de contar con agua para el riego y demás, nuestras expectativas bajaron y empezamos a pensar en cómo podíamos desarrollarlo. Arrancar fue lo más difícil, porque tuvimos que cambiar la idea que habíamos proyectado, pero una vez que lo logramos ya no paramos”, recuerda María Elena Serón.
Para el profesor Gonzalez Zeballos la propuesta ha permitido a los estudiantes desarrollar una mirada crítica con respecto a la flora autóctona, rompiendo con los estereotipos estéticos con fuerte impronta de la Pampa Húmeda. “Muchas veces queremos emular en esta zona un jardín propio del norte. Estas especies autóctonas, propias de un entorno árido, no quitan la posibilidad de tener un espacio vistoso, pero de bajo consumo de agua y con especies que son distintas, pero muy lindas también”, aseguró.
Especies
El “XeroJardín” está compuesto por diversas especies de bajo consumo hídrico que lentamente comienzan a dar vida al ingreso de la sede de Puerto Madryn: Jarillas, Uñas de Gato, Molle, Zampa, y próximamente también Aguaribay.
“Lo primero que hicimos fue buscar las plantas. Por suerte el profe nos puso las herramientas necesarias como pico, pala y demás, para poder plantarlas. También recibimos mucha ayuda del sereno José que nos consiguió más materiales para el riego. Tuvimos que buscar las mangueras de riego que estaban enterradas para poder diseñar dónde poner las plantas, y así elegimos una parcela que es la que más riego tiene”, comentó Daiana, a los micrófonos de DIVERSITARIA.
Sendero interpretativo
Si bien el proyecto recién está dando sus primeros frutos (¡y brotes!), sus protagonistas sueñan y proyectan en grande. A futuro esperan poder convertir el espacio en un “sendero interpretativo en donde los alumnos podamos guiar a quienes lo visiten y contarles la importancia de la flora, el por qué de un jardín xerófilo, poner en valor las plantas autóctonas. Queremos llevar a la comunidad toda la información que tenemos para fomentar la conciencia ambiental”, aseguró Natalia Alderete.
Trabajo conjunto e interdisciplinario
La actividad se sostiene con el trabajo y compromiso de los estudiantes, docentes y demás actores de la comunidad universitaria, destacándose la colaboración del sereno José “que nos ha ayudado mucho sobre todo con el tema del riego”, comentaron.
Así mismo “contamos con ayuda tanto del CENPAT de Puerto Madryn como del INTA de Trelew y otras instituciones a las cuales no sólo les vamos a pedir plantas sino también asesoramiento en cuestiones técnicas sobre las especies a incorporar”, explicó el profesor Diego Gonzalez Zeballos.